jueves, 30 de agosto de 2012

Revista ENTROPÍA nº 6

Acaba de salir el nº 6 de la revista Entropía, que editan los chicos de Historias de la historia, podeís ver toda la información aquí. Revista para escritores noveles, ¡ya lleva un año en el mercado!
En este número aparece uno de mis relatos, El origen de los unicornios.

Para ver algunas páginas del número 6 de la revista Entropía pincha en la foto:





Si quieres conocer los puntos de venta, pincha aquí. ¡Yo me la voy a comprar ahora mismo!
Con motivo del aniversario de la revista organizan también un concurso, más información aquí

miércoles, 29 de agosto de 2012

Historias de la radio




La chica llama a la radio para preguntar por una canción que oye todos los días tararear a su vecino, tiene la canción metida en la cabeza, empezó ella a cantarla también y ya la cantan todos en su familia, su madre cuando prepara el desayuno, su padre que desafina como un gato, su hermano en la ducha... Ella no puede dejar de oírla, hasta sueña con ella, o no duerme por su culpa y sin embargo no sabe qué canción es, jamás ha oído la versión original. Tararea la canción al locutor de radio, yo también la reconozco, aunque no sé su título ni quién la interpretaba y la silbo a mi vez. El locutor la ha encontrado, dice que la cantante tiene una voz muy bonita y dulce, y la chica comenta, bueno no sé, yo solo la he oído en la voz de mi vecino.
El éxito de los 80 suena en las ondas: Morning train 9 to 5, de Sheena Easton.





* * * * *

Una historia real escuchada en la radio.


martes, 28 de agosto de 2012

La carta


La anciana me preguntó si había un buzón de correos cerca.
-No vivo en este barrio, no sé dónde puede haber uno…
La mujer llevaba una pamela sobre la melena rubia y unas gafas de sol grandes que no me dejaban ver sus ojos. Una anciana elegante, seria, en apariencia, de buena posición. En sus manos, entre los dedos blancos, un gran sobre pegado con celo, con una letra picuda en tinta azul, evidenciaba su interés por el buzón. Sentí no poder ayudarla, parecía ansiosa por echar aquella carta y daba la sensación de encontrarse perdida, sin saber adonde ir.
Seguí andando y al llegar a la esquina, divisé un buzón amarillo en el siguiente cruce. Fue como una brillante y oportuna aparición y volví sobre mis pasos con alegría de poder ayudar a aquella mujer.
Permanecía parada en el mismo lugar donde me había preguntado.
-Mire, aquí, un poco más adelante hay un buzón –dije haciendo ademán de mostrárselo.
-Sí, ya lo he visto, pero en ese pone que recogen las cartas a las seis y media…
No entendía nada. No eran todavía las seis. ¿Sería a las 6 y media de la mañana y por eso era ya tarde? En ese caso, lo mejor habría sido ir a correos, pero aunque yo llegaría en cinco o diez minutos a la oficina de correos, a aquella señora le supondría un gran esfuerzo llegar hasta allí. Tenía cita con el dentista, así que no podía ofrecerme a hacerle un favor. Y tal como sujetaba el sobre, y la urgencia que había en enviarlo, supongo que tampoco se hubiera fiado de confiárselo a nadie para que lo llevara a Correos, querría ser ella misma quien se asegurase de que aquella carta era puesta en circulación para llegar a su destino.
-Lo siento –acabé diciéndole encogiéndome de hombros, sin saber muy bien qué hacer.
En el dentista, entre espera y empaste, estuve más de una hora. Al salir, en una calle paralela volví a cruzarme con la vieja vestida de azul marino, tocada con su pamela. Ya no llevaba el sobre. Caminaba despacio y como no podía verle los ojos tras las gafas de sol, le imaginé una mirada perdida, perdida en sus pensamientos. Por lo menos había colocado el sobre, pensé. Y espero que llegara puntual a su destino. Pero me quedó la duda. Y la sensación de no haber sido capaz de hacer nada por ella. 

lunes, 27 de agosto de 2012

...era imposible definir a qué olía...



Dos micros para los relatos de verano de el país. Tenían que llevar la frase : era imposible definir a qué olía.

* * * * *

Cuando entraba en su casa, era imposible definir a qué olía. Era como ella: un olor viejo, como el de los muebles, lleno de vacío y ausencias. En el pasillo me envolvía, y sentía la muerte abrazándome en el pecho.

* * * * *

En la despensa, era imposible definir a qué olía, una mezcla de bizcocho, chocolate, pan tierno, queso curado y jamón rancio. Podíamos permanecer allí sentados, alimentándonos de olores, toda la tarde, y cuando la abuela venía a prepararnos la merienda ya no teníamos hambre.


domingo, 26 de agosto de 2012

En el fondo de la piscina

Ayer, en el fondo de la piscina, encontré el regusto de mi angustia. Llegó como un ahogo, un no poder respirar, un no poder avanzar, la alteración del pulso, la creencia de la pérdida de la conciencia. Esa certeza de que uno va a morir, y que ahí, en el fondo de la piscina, no es el lugar más adecuado. El socorrista no va a darse cuenta de que estoy ahogándome y cuando alguien se percate de que hay un cuerpo entre dos aguas, será demasiado tarde, ya ni el boca a boca, ni la reanimación cardiopulmonar, ni cualquier otro método de primeros auxilios podrá evitar lo inevitable: estoy muerto, muerto y mojado, bajo el agua, la manera más estúpida de morir. Por eso, asciendo a la superficie y aspirando ansiosas bocanadas, doy las brazadas necesarias para alcanzar el borde de la piscina, que parece alejarse en vez de acercarse. Nadie se ha enterado de lo que ha ocurrido. Se oyen los gritos de los niños, los chapoteos, oigo mi propio miedo. Cierro lo ojos, siento la cabeza girando, una presión entre los ojos. Salgo del agua para escapar de la muerte, esa muerte que siempre nos está esperando.

viernes, 24 de agosto de 2012

Sigo leyendo


Pasado compuesto



Hay libros que paras de leer para que te duren más. Es el caso de este breve pero intenso Pasado compuesto de Francois-Marie Banier. Frases cortas que describen los sentimientos con precisión. Una historia de incesto entre dos hermanos, Cécile y Olivier, con el suicidio del hermano. Tratar de sustituir al hermano amante es imposible, por mucho que se parezca Francoise a él e incluso lo vistas con su ropa. Os lo recomiendo. Os dejo algunas citas:

La vida, igual que el mar recoge sus olas, se haría cargo de él.

Se decía hechizado. Decía que, gracias a ella, por una vez, se había querido, se había encontrado. Tenía miedo: sin Cécile se creía perdido. La acosaba. No la dejaba un instante. Ella daba un paso, se daba la vuelta y ahí estaba él. Por la noche, en su cama, también ahí estaba él.

Las olas se deslizaban hacia él, parecían comprender. Se podría decir que querían seducirlo. (...) De pronto se entregó, una ola rompió, lo envolvió y lo engulló.

Entonces me sorprende el niño que fui. ¿Cómo pude soñar tanto? Soñar y vivir a la vez.

Las palabras de Francois: Uno no se topa todos los días con un muerto que le siente bien. 

Las palabras de Cécile: Un muerto que no te suelta, un vivo que te rehuye.

* * * * *
Ahora voy a empezar Una palabra tuya, de Elvira Lindo.

jueves, 23 de agosto de 2012

La charca de las ranas

Y para pasar esta calurosa tarde, ¿qué mejor que un chapuzón en La charca de las ranas?

Venid todos a celebrar el primer aniversario de esta preciosa charca, croándole feliz cumpleaños a nuestra ranita Puck.

Foto de la charca de las ranas de Puck


Y no os olvidéis de traer a vuestros amigos y a vuestras ranas.

La bruja no hace más que convertir príncipes en rana y mandarlos allí. ¿No las oís?

¡croac! ¡croac, croac! ¡croac!

El primer azul



Esta noche estoy en esta noche te cuento.
Os espero para pasar allí una velada de cuentos azules.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Mariposas


Foto de Pedro Rovira Tolosana


Una greguería:

Las mariposas son el confeti de los campos en primavera.

* * * * *

O si lo preferís, en forma de haiku:

Las mariposas,
confeti de los campos
en primavera.

* * * * *

De niña encontré un campo lleno de mariposas que me rodeaban al pasar. Yo lo  llamaba el valle de las mariposas.
Correr sintiéndolas revolotear sobre mí tenía una magia especial, delicada y colorida, que nunca he vuelto a experimentar.

martes, 21 de agosto de 2012

¡Malditos duendes!


Imagen de la red



El duende pasó aquellos cien años recogiendo las legañas de los niños para hacer polvos para dormir.

Cuando el príncipe besó a la bella durmiente, el duende le echó los polvos de legañas en los ojos y en el mismo instante en que ella despertó, él se desplomó con un bostezo a su lado.

lunes, 20 de agosto de 2012

El viejo lobo de mar



Este es el boceto del viejo lobo de mar que esbocé en la playa (allá hacia finales de junio) y que dio lugar al relato Estatua en el mar que podéis leer aquí. Hoy me lo he encontrado entre mis papeles y he decidido compartirlo con vosotros. Hecho de menos la playa, sobre todo con este calor infernal que hace en Zaragoza, que no nos deja ni vivir ni pensar ni... En fin...

domingo, 19 de agosto de 2012

Ensalada de aguacate






Ayer preparé una ensalada de aguacate, fresquita y veraniega, para soportar este calor que nos ahoga… Había invitado a Juan a comer y quería esmerarme con algo que no me obligara a cocinar en los fogones. Pasta multicolor, salsa vinagreta de aguacate, unas hojas de lechuga, olivas, tomatito, y aguacate en láminas. De pequeños placeres está lleno el verano, me decía mientras adornaba el plato con esmero, también se come con los ojos. Y a los hombres se les conquista por el estómago, me decía mi abuela.

La saqué a la mesa, con un vino blanco bien frío. Juan me esperaba impaciente. Ni siquiera miró la ensalada: era a mí a quien se comía con los ojos.

Un poco de aguacate en mi boca con su tenedor, un sorbo de vino, un beso en los labios…

En la canícula del mediodía acabé en sus brazos, sobre su cuerpo, bajo el ventilador.

La ensalada terminó en la nevera, para cenar.


* * * * *


Con esta, es ya mi segunda entrada gastronómica del día. De la ensalada no queda ni una oliva...




Helados de verano


Imagen de la red


Este es el verano de los helados. Con este calor, por la tarde o cuando sales a pasear al anochecer, quién se resiste a esa refrescante tentación. He tomado helados en la playa, en Francia a los pies de los castillos, después de navegar por el río Dordogne en canoa, pisando el asfalto ardiente de Zaragoza, al salir de la piscina… Cualquier momento cuando el calor aprieta es estupendo para tomar un helado. De fresa, de limón y tiramisú, de frambuesa, de turrón, esos son mis preferidos, una bola sobre un cucurucho crujiente. Cierro los ojos y lo saboreo a lametazos. ¿De qué lo quieres tú?

sábado, 18 de agosto de 2012

¡Líbranos de Putin!





Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin!, ¡líbranos de  Putin! ¡líbranos de  Putin!
¡Negra sotana, hombreras doradas!

Todos los niños del cura se arrastran para hacer una reverencia
El fantasma de la libertad en el cielo
Los homosexuales se envían encadenados a Siberia
El líder del KGB es vuestra más alta Santidad
Encierra en prisión a los manifestantes.
Para no disgustar a los santos
las mujeres deben parir y amar

¡Basura de dios, basura, basura! ¡Basura de dios, basura, basura!

Madre de dios, virgen, ¡hazte feminista hazte feminista, hazte feminista!

Alabanza eclesiástica al líder podrido, cruzada de limusinas negras.
A la escuela viene el cura, ve a clase, llévale dinero.
El patriarca cree en Putin Mejor debería, perro, creer en dios
El cinturón de la sagrada virgen no impide las manifestaciones
La virgen María está con nosotros en las protestas!
Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin! ¡líbranos de Putin!

* * * * *

Me uno al grito desesperado de las rusas Pussy Riot:
Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin!
Me uno al grito de los que luchan por la LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
Uno no puede ir a la cárcel por acusar con su voz a un dirigente (léase dictador) político.
Odio a Putin con toda mi alma… No soporto su rostro malvado, su mirada asesina, su elevado porte de dios sobre la tierra. Estoy en contra de su brazo ejecutor omnipresente que borra del mapa a todo oponente a su poder celestial. Y como siempre, la iglesia a su lado. 

Madre de dios, virgen, ¡líbranos de Putin!, ¡líbranos de  Putin! ¡líbranos de  Putin!

jueves, 16 de agosto de 2012

Conversaciones en la ancianidad


Los abuelos están viendo un documental de ballenas que mueren al quedar embarrancadas en la playa, el anciano comenta:
—Pobres, han perdido el instinto de conversación.
—Cariño —contesta preocupada su mujer—, has bailado las letras, querrás decir instinto de conservación.
—¿Que bailo las letras? ¿Y qué bailan, El Danubio azul?
—Que cambias una letra por otra, quiero decir —se explica la mujer—. Conservación-conversación, ¿entiendes? Vamos, que tendremos que volver a ir al logo… —. El marido no la deja terminar:
—¡Ah, sí! Al glosopeda.
—Eso, al glosopeda —asiente ella llevándole la corriente; cansada de corregirle una y otra vez, le mira con lástima, recordando al intelectual que fue.
Y se queda callada, absorta en las ballenas, sintiendo que ella sí que está perdiendo el instinto de conversación.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Portasueños de verano





En una librería me regalaron este verano un portasueños. De él han salido los amores japoneses de la infancia que nos persiguen toda la vida, el gélido escalofrío de encontrar una princesa asesinada en el hielo, la filosofía de correr y esforzarse, una familia normal que se autorretrata desde cada uno de sus miembros, un caso del desastroso detective Fermín Escartín, la desesperación del último superviviente de la raza humana frente a los vampiros que le acechan cada noche. Ahora surgen la astucia y la valentía de la reina Ardid y la gloria del rey Gudú, incapaz de sentir el amor. En la piscina, al frescor de la hierba, en la playa o junto al río, en esa granja silenciosa al anochecer, tras contemplar las estrellas, el portasueños me lleva a otros mundos que salen de las páginas que guarda con mimo.
  
* * * * *

Mis lecturas de este verano: Al sur de la frontera, al oeste del sol, (Haruki Murakami), La princesa de Hielo (Camilla Lackberg), De qué hablo cuando hablo de correr (Haruki Murakami), Una familia normal (Santiago Gascón), El último muerto (Fernando Lalana), Soy leyenda (Robert MAtheson), Olvidado rey Gudú (Ana María Matute).
Hacía mucho que no leía taaaanto. Aún queda tiempo y espero que salga del portasueños algún Murakami más…

lunes, 13 de agosto de 2012

Al azar, al estilo Pablo Gonz


Imagen de la red


Edades señor Aurelio la había dorado azules, espero secuencia soportar Manhatan. Me quedó bosque muy despacio cansadísima botón le fascinaba Manhatan... Peter rara autopista vas taxista timidez, ferry sabes Libertad.

* * * * *
Este brevería está escrita según los Principios de la escritura al azar, de Pablo Gonz. La palabras están extraídas al azar del primer libro que cogí al azar de la estantería: Caperucita en Manhatan, de Carmen Martín Gaite. Sólo me he permitido el atrevimiento de insertar la puntuación a mi gusto. Por cierto, os recomiendo el libro de Carmen Martín Gaite, literatura infantil muy especial, sin edad (de 9 a 99 años, como dice su editor, Siruela), mucho mejor que mis literaturas al azar...

Grafiti






Había una muchedumbre en la calle. Todos intentaban entrar en aquella casa, cuya fachada era un enorme grafiti. Las ventanas superiores estaban pintadas con personas de colores vivos en su interior. En una de ellas se veía un hombre de espaldas, que salía de la ventana, tenía medio cuerpo fuera de ella. En el interior de la casa se celebraba una macrofiesta, la música salía hasta la calle. Era el final de la noche, ya estaba amaneciendo. Y la gente seguía sumándose a la fiesta, solo nosotros dos no queríamos entrar. Volví a contemplar la ventana pintada en la fachada y me pareció que el hombre se movía. Si, el hombre pintado, con su traje arrugado y azul, se movía con el movimiento en espiral de los cuadros de Van Gogh y en ese movimiento se convirtió en un hombre de verdad, con su medio cuerpo saliendo de una ventana de verdad. Al instante siguiente, lo vi caer por la ventana, a nuestros pies. Entre la vida y la muerte, solo hay una ilusión, me dijo mi amante, abrazándome. O un sueño, contesté yo.

domingo, 12 de agosto de 2012

Solo de trompeta


El mejor momento del día. Al amanecer, en el autobús, son solo diez minutos, pero le saben a gloria. Mejor que el café y el cigarrillo de después de comer. El autobús estacionado en la parada de principio de ruta, con la puerta cerrada, los usuarios ya subirán después. Coge el estuche de la trompeta, saca el instrumento y en el centro del pasillo, comienza a tocar. El pasodoble llena el autobús, solo él puede oírse, toca para sí mismo, para los asientos vacíos. Le gusta tocar así todas la mañanas. Hoy sin embargo es diferente, tiene que ensayar para la banda, el domingo Mercedes irá a verle. Ha de hacerlo muy bien, está nervioso, es la primera vez que viene a escucharle, la primera vez que la invita al pueblo. La música le transporta con los ojos cerrados a la plaza, la ve entre el público, sonriéndole, él se crece dentro de su traje de botones dorados y su gorra de plato. Siempre de uniforme, se dice, aunque ese es mejor que este de todos los días. Su madre le decía que a una mujer se la conquista de uniforme, y espera que esta vez funcione. Pero solo el uniforme no es suficiente, ha de esmerarse, interpretar con sentimiento. Con un sentimiento tan grande como el que le inspira Mercedes. Y espera que ella no se enganche a bailar con el primer advenedizo mientras él sopla por la trompeta. Es la eterna canción: el músico toca y los amigos bailan y le roban la novia. Tiene que conseguir que las notas se le enreden a Mercedes en el corazón y le aten los pies, si la música la envuelve, será solo para él.
Cuando termina el ensayo, recoge la trompeta, se sienta en el asiento del conductor, relajado y dispuesto a comenzar el día entre el tráfico infernal. Abre la puerta del autobús y sube una señora. Le aplaude sonriente y él responde con un tímido gracias, a lo que ella contesta: “Toca usted de maravilla, pero es curioso, es la primera vez que con un pasodoble no me entran ganas de bailar. Debe de ser la melancolía del amanecer”. “No”, contesta él triunfante, “es el amor que sale de esta trompeta lo que nos para los pies”.