lunes, 10 de junio de 2013

Arena entre los dedos, en Soles en el ocaso


Ilustración de Chío Padilla

Nuestra gran Ana Vidal nos dedicó su tiempo robado entre piscinas y chapoteos para leer en el programa de radio Soles en el ocaso, nuestros micros sobre precisamente ese tiempo que se estira y se encoge, que da vueltas y que siempre se nos escapa. Podéis escuchar aquídesde el minuto 8:14, mi micro "Arena entre los dedos" en compañía de los de Nicolás Jarque AlegreRosa Martinez, José Luis (Arte Pun)Rubén Rojas, Marina de la Fuente y Luisa Hurtado.

Aunque lo transcribo aquí debajo, no dejéis de oírlo con la voz de Ana, merece la pena.

La ilustración es con la que Chío Padilla participó en Cienmanos, porque me ha parecido que le venía como anillo al dedo. ¡Gracias Chío! 


* * *

Arena entre los dedos

Al principio, jugué con horas interminables y veranos eternos en los que siempre me bañaba en el mismo río. Sin embargo, mientras yo iba creciendo, los años, se encogían como jerseys de lana metidos en agua caliente. Llegó un momento en que corría tras las horas como si fueran minutos, los minutos me atropellaban como segundos, y los segundos eran un chispazo fugaz e inaprensible. La semana se me aparecía larga e infinita el lunes, y sin enterarme ya había llegado el sábado y el domingo me mostraba su malvada sonrisa de ocaso. Aceleraba el ritmo para hacer todo lo que era imposible hacer en un día y al fin de semana le faltaban siempre tres sábados. Los días se ponían en fila india, todos iguales y se precipitaban de cabeza en una piscina donde la vida se disolvía y solo sabía a sudor rancio. Cuando llegué al final de aquella carrera, creí que todo se ralentizaría, pero ni siquiera el tedio de mi inmovilidad conseguía parar ese río que me arrastraba, lentamente y a la vez con una corriente tan vertiginosa.
Hoy no sé si fue ayer o mañana cuando pensé que moriría joven, antes de que el tiempo pasara por encima de mi cadáver.





1 comentario:

Luisa Hurtado González dijo...

Lo oí, claro que lo oí; y sobre todo oí tu micro, mágico, es una suerte que lo hayas publicado porque así podré leerlo de nuevo y... disfrutarlo.